Hace ya casi siete meses, las enfermeras de esta comunidad soportaron uno de los golpes más duros que podrían haber sufrido en sus aspiraciones laborales cuando, a una semana de celebrarse unas oposiciones para las que llevaban preparándose meses, estas se suspendieron de forma inesperada. Pero no es la primera vez que las enfermeras de Castilla y León se han desilusionado así. Por desgracia, tampoco sabemos si será la última.
Es increíble que las oposiciones de enfermería, por unos u otros motivos, siempre hayan sido recurridas de forma que, finalmente, nunca se hayan resuelto en los plazos marcados. No encontramos otra explicación a estos hechos más que la incompetencia de los que las convocan, pero añadiendo en este caso un conflicto ajeno a la profesión. Los problemas internos del Partido Popular tiran por tierra los sueños de nuestras enfermeras, que ven con sorpresa cómo administraciones del mismo signo político recurren actos administrativos que no se recurren en comunidades de distinto signo político.
Estos problemas descubren, igualmente, una incompetencia manifiesta de los servicios jurídicos de la Consejería de Sanidad y, sobre todo, una gran desidia por parte del Consejero de Sanidad y de su equipo y una marcada incompetencia cuando los servicios jurídicos son ocupados, en muchos casos, por amiguetes del partido. Sea como fuere, al final los grandes perjudicados siempre acaban siendo los profesionales enfermeros de esta Comunidad, que sin embargo han dado muestras significativas de todos sus avances en los últimos años tanto a nivel académico como competencial.
Pero a pesar de todos los esfuerzos que estos profesionales venimos demostrando, en la Junta de Castilla y León esto no se tiene en cuenta. No hablamos por hablar. Nos avalan hechos. En todas las Comunidades Autónomas hay enfermeros ocupando puestos de responsabilidad dentro de la misma Junta. En Baleares el puesto de Consejera de Sanidad es ocupado por una enfermera. En Castilla la Mancha hay cuatro delegados de Sanidad en las provincias de la Comunidad que ejercen la Enfermería. En Castilla y León los enfermeros no ocupamos ni una simple jefatura de servicio.
Evidentemente, consideramos esto una falta de respeto y nos da una idea bastante aproximada de lo que esta profesión representa verdaderamente para el Consejero de Sanidad, que en esta legislatura ha repetido reiteradamente el papel tan fundamental que la Enfermería tiene en la estrategia del paciente crónico y en aspectos como la gestión enfermera a la demanda, puesta en marcha en otras Comunidades Autónomas y paralizada en esta.
Mientras al Consejero se le llenaba la boca alabando la función de las enfermeras de la región, el número de médicos por cada mil habitantes en Castilla y León se colocaba en 1,1, mientras que el de las enfermeras se estancaba en 0,9. En concreto, en la Comunidad tenemos un 0,3% más de médicos de Atención Primaria que la media nacional, y sin embargo para la Consejería de Sanidad la urgencia reside en reponer a los médicos de familia, olvidándose de los enfermeros especialistas en Familiar y Comunitaria, tan necesarios en la estrategia del cuidado al paciente crónico y en la atención en el domicilio a una población envejecida.
Estamos hartos de palabras y pedimos hechos, pero poco podemos esperar de un Consejero que ocupa todos los puestos de su Consejería de profesionales médicos y hace oídos sordos a una reivindicación enfermera tan importante y apremiante como sería la creación de una Dirección General de Cuidados, ideada para que no se perdieran todas las aportaciones que la Enfermería ha realizado y podría realizar en un futuro en la Comunidad de Castilla y León.
Inicialmente, en los primeros años de su legislatura pasada, este Consejero creó unas grandes expectativas entre la profesión enfermera. Hizo muchas promesas. Dio muchas palmadas en los hombros. Pero está claro que el enfrentamiento que la Enfermería ha mantenido con una oposición firme al decreto de las Unidades de Gestión Clínica, por lo que entendemos que es una clara exclusión de los profesionales enfermeros en la dirección de dichas unidades, ha provocado un cambio total de posicionamiento por parte del Consejero, que ha tirado de ‘orgullo’ médico para posicionarse claramente del lado de quienes fueron sus compañeros de profesión.
Estamos de acuerdo con el Consejero en que hay que buscar la seguridad en el empleo, más aún en una profesión de servicios que necesita la motivación para dar cada día lo mejor de sí misma al servicio de los ciudadanos de esta Comunidad, necesitados de cuidados de salud; pero somos partidarios de hacer las cosas bien, y pensando más en la sociedad y en los pacientes que en el poder y en el partido.